Exposición de Moro en la Real Casa de la Moneda de Segovia
José María García Moro, Moro (como él prefería que se le conociese), Morito (como le llamaban los más cercanos), falleció en enero de 2012, pero dejó tras de sí el indiscutible legado de su trabajo artístico, una forma de entender la escultura y el espacio que partía de lo más académico, de una amplia formación, para marcar caminos de vanguardia en las intervenciones urbanas y en la invasión de espacios. Organizada por el Ayuntamiento, con la estrecha colaboración de la viuda del artista, Cuca, la Casa de la Moneda acoge desde ayer una espectacular exposición que permitirá ver hasta el próximo 29 de septiembre algunos de los trabajos más representativos de Moro, un recorrido por su larga trayectoria, en la que es la primera exhibición de su obra tras su fallecimiento. ‘Moro escultor’ se inauguró ayer con una jornada de puertas abiertas y una presentación a la que asistió el alcalde de la ciudad, Pedro Arahuetes, junto a varios concejales del equipo de Gobierno y el portavoz municipal del PP, Jesús Postigo, así como la viuda del artista y Eva González, que se ha encargado de comisariar la muestra. La exposición ocupa las salas de muestras temporales de la Ceca, con una primera estancia dedicada a las esculturas en hierro que Moro realizó entre 1964 y 1969, rompedoras, un escándalo en su época; y otra ocupada por ‘Ambiente’, una estructura transparente en la que el espectador, rodeado por la materia que flota, se convierte en parte esencial de la obra. Pero quizá la propuesta más interesante de estas salas es ‘La habitación vegetal’. En 1977 Moro sorprendió convirtiendo en obras de arte elementos de la naturaleza; sus vacas bajando las escaleras de San Martín forman parte de la memoria visual de muchos segovianos. En ese momento, en La Casa del Siglo XV, con la complicidad de dos galeristas que supieron mantener a Segovia en la vanguardia del arte durante décadas, los hermanos Serrano, montó por primera vez esta colección de zanahorias, patatas, lechugas y puerros, que pasaron de alimentar el estómago a alimentar el espíritu. Pero, sin duda, el mayor espectáculo visual de la muestra espera al visitante en los patios de la Ceca, con tres magníficas propuestas artísticas que encajan a la perfección en los espacios del edificio de Juan de Herrera. En la plataforma superior, junto a la puerta de acceso principal, ‘El jardín metalizado’, una serie de obras aparentemente metálicas, aunque solo una de las piezas lo es realmente, que conforman un sugerente conjunto, combinando los elementos estáticos con otros que adquieren un leve movimiento, al capricho del viento. En el patio principal de la Casa de la Moneda, las piezas que quizá más identifican a Moro, grandes elementos con un colorido desbordante, en una estudiada combinación de los materiales y los volúmenes. Y, finalmente, uniendo ambos espacios, una colección de obras de apariencia marmórea, aunque con la misma condición efímera que casi toda la obra de Moro, que el artista fue concibiendo para distintas ciudades, desde Lisboa a Cáceres, sin olvidar a la propia Segovia. En conjunto, un total de más de cien piezas, hitos muy significativos dentro de la larga trayectoria del artista, componen ‘Moro escultor’, según destacó la comisaria, Eva González. La exposición podrá visitarse de miércoles a domingo en el horario habitual de la Casa de la Moneda, de diez de la mañana a siete de la tarde, de manera ininterrumpida. La visita se realizará de manera libre, aunque se pondrá a disposición de aquellos grupos que deseen conocer más en profundidad esta muestra, la posibilidad de disfrutar de una visita guiada, previa reserva.
Un segoviano nacido en Madrid Nacido en Madrid, Moro se consideraba un segoviano más, ya que en esta ciudad residió la mayor parte de su vida. Licenciado en Bellas Artes, fue profesor de la Casa de los Picos, donde él mismo comenzó su formación. Paralelamente a su actividad artística, fue académico de San Quirce, institución heredera de la antigua Universidad Popular. En esta ciudad pueden verse algunas de sus obras más académicas, aunque todas ellas con un sello personal, como las esculturas dedicadas a San Juan de la Cruz o al folklorista Agapito Marazuela. Una de sus obras más populares es la borriquilla que desfila el Domingo de Ramos por las calles de la ciudad. Valladolid, Salamanca, Cáceres, Lisboa (Portugal) o Ferrara (Italia) son algunas de las ciudades en las que pudo verse su trabajo.
Fuente: El Adelantado de Segovia